En el ajetreo de la vida moderna, nuestro cuerpo experimenta estrés físico y mental de forma constante. Las plantas adaptógenas son un aliado natural que ayuda a tu organismo a equilibrarse y resistir mejor las situaciones de tensión. Descubre cinco de ellas y cómo incorporarlas a tu día a día.
Ashwagandha (Withania somnifera)
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Beneficios clave: Reduce la ansiedad, mejora la calidad del sueño y combate la fatiga.
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Cómo usarla:
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Cápsulas o extracto: 300–500 mg al día, preferiblemente por la mañana.
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Infusión: ½ cucharadita de polvo en agua caliente, 10 min de reposo.
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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera.
2. Rhodiola (Rhodiola rosea)
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Beneficios clave: Aumenta la resistencia al cansancio, mejora el ánimo y la concentración.
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Cómo usarla:
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Extracto estandarizado (3 % rosavinas): 200–400 mg antes de las comidas.
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Tisana: 1 g de raíz seca en 250 ml de agua, hervir 5 min y reposar.
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3. Ginseng Asiático (Panax ginseng)
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Beneficios clave: Estimula el sistema inmunitario, aporta energía y refuerza las defensas.
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Cómo usarla:
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Tintura: 20–30 gotas en un poco de agua, 2 veces al día.
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Cápsulas: 100–200 mg de extracto estandarizado, tras desayuno y almuerzo.
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4. Maca (Lepidium meyenii)
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Beneficios clave: Regula el equilibrio hormonal, eleva la vitalidad y mejora el rendimiento físico.
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Cómo usarla:
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Polvo: 1 cucharadita (5 g) en batidos, zumos o yogur.
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Galletas o barritas caseras: añade 2 cucharadas de polvo a tu receta favorita.
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5. Reishi (Ganoderma lucidum)
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Beneficios clave: Potente inmunomodulador, ayuda a combatir la inflamación y favorece el descanso reparador.
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Cómo usarla:
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Extracto fluido: 1 ml (aprox. 20 gotas) en agua, 1–2 veces al día.
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Infusión concentrada: 1 g de polvo en 300 ml de agua, fuego lento durante 15 min.
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Las plantas adaptógenas ofrecen una manera natural de reforzar tu capacidad de adaptación al estrés y mejorar tu bienestar general. Antes de incorporarlas a tu rutina, consulta siempre con un profesional para ajustar dosis y evitar posibles interacciones.
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